LA REGLA: DESCRIPCIÓN DE UNA TAREA Y UN MANUAL

 Al contemplar a su familia religiosa, Eugenio recordó su vocación: al sentir a Cristo Crucificado como su Salvador, comprendió que era llamado a ser Su colaborador: a acompañar a otros en su camino al buscar sentido y felicidad.

En la primera Regla de su Familia Misionera, nos definió así:

“Son llamados a ser colaboradores del Salvador, co-redentores de la humanidad”. (Regla de 1818)

¡Qué “descripción de la tarea!” El día de nuestro bautismo cada uno de nosotros fue “reclamado para Cristo Salvador”.  Como cristianos, parte de nuestro ADN es colaborar con la Persona a quien pertenecemos.  En nuestras vidas cotidianas somos invitados a ver en toda persona y suceso, la invitación a ser colaboradores del Salvador.  No somos llamados a ser héroes, sino a saber que somos colaboradores con una simple sonrisa, un poco de ayuda, una palabra de aliento o una disculpa.

Santa Teresa de Ávila la comprendió y escribió:

«Cristo no tiene cuerpo, sino el tuyo,
No tiene manos, o pies en la tierra, sino los tuyos,
Tuyos son los ojos con los que ve
la compasión en este mundo,
Tuyos son los pies con los que camina para hacer el bien,
Tuyas son las manos, con las que bendice todo el mundo…».

Al explorar el libro de las Constituciones y Reglas, lo descubriremos como nuestro manual para alcanzar este ideal.

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