NUESTRA REGLA COMO VERDADEROS HERMANOS Y HERMANAS EN LA FAMILIA OBLATA

En preparación para que el próximo año celebremos el 200 aniversario de la aprobación pontificia de la Regla y reconocimiento oficial de nuestro carisma, únanse a San Eugenio (y a mí) explorando por algún tiempo la Regla y su contenido.

“San Eugenio nos habla” a través de la Regla de Vida, y así, le invitamos a acompañar nuestra peregrinación en comunión, como instrumentos de esperanza.
Nuestras Constituciones y Reglas actuales comienzan con un Proemio.  Hoy en día, sabiendo que el carisma Oblato se vive en muchas vocaciones distintas, podemos adaptar las palabras de su mensaje (aunque no el carisma subyacente), a nuestra forma de vida.

          “Nuestro Señor Jesucristo, en la plenitud de los tiempos, fue enviado por el Padre y colmado del Espíritu «para dar la Buena Noticia a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad y a los ciegos, la vista. Para dar libertad a los oprimidos, para anunciar el año de gracia del Señor» (Lc 4, 18-19). Llamó a algunos discípulos a tomar parte en su misión, y, desde entonces, en su Iglesia, sigue llamando a otros para que le sigan.
 
            Este fue el llamamiento que oyó San Eugenio de Mazenod. Abrasado de amor a Cristo y a su Iglesia, quedó hondamente impresionado por el abandono en que estaba el pueblo de Dios. Decidió ser «el servidor y el sacerdote de los pobres» y sacrificar por ellos su vida entera.
 
            Ante la magnitud de la empresa, reunió junto a sí a algunos sacerdotes animados del mismo celo ardiente por los más abandonados. Los impulsó a «vivir juntos como hermanos» y a «imitar las virtudes y los ejemplos de nuestro Salvador Jesucristo, ocupándose principalmente en predicar a los pobres la Palabra divina». Los animó luego a comprometerse definitivamente en la obra de las misiones, vinculándose con los votos de religión. Poco después, acogió también a Hermanos, como verdaderos hijos, en su familia. Así comenzó la Congregación de los Misioneros Oblatos de la Santísima e Inmaculada Virgen María”.  (CCRR Proemio)

Cada uno de nosotros es un verdadero hijo o hija de la familia de Eugenio.  Reflexionemos por un momento en estas palabras y permitámosles hacer la diferencia en nuestra vida diaria…

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