La Constitución 1 completa enumera los elementos que nos constituyen:
“El llamamiento de Jesucristo, que se deja oír en la Iglesia a través de las necesidades de salvación de los hombres, congrega a los Misioneros Oblatos de María Inmaculada y los invita a seguirle y a tomar parte en su misión por la palabra y por la acción.
La Congregación es clerical, de derecho pontificio. Reúne en comunidades apostólicas a sacerdotes y Hermanos que se ligan a Dios por los votos de religión. Cooperando con Cristo Salvador e imitando su ejemplo, se consagran principalmente a la evangelización de los pobres”. (Constitución 1)
La sección subrayada nos da la descripción legal de acuerdo a la Ley Canónica de la Iglesia de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada. Desde el inicio, Eugenio comenzó con un grupo de sacerdotes, pues todos los ministerios requerían la función sacerdotal sacramental y de predicación, de ahí “Congregación clerical”. Algunos años después, varios hombres respondieron al llamado de Jesucristo para participar en la vida religiosa misionera, aunque no como sacerdotes. Así nacieron los Oblatos Hermanos, participando por completo en la misión Oblata, aunque utilizando su talento y dones para la evangelización, mas que para el ministerio sacerdotal sacramental.
Más de un siglo después, mujeres y hombres se sintieron llamados a vivir el carisma Mazenodiano, y así lo hicieron. A partir de 1982, nuestra Regla de vida lo reconoció en la Regla 37 A:
“El carisma de Eugenio de Mazenod, don del Espíritu a la Iglesia, irradia en el mundo. Algunos laicos se sienten llamados a participar en él según su estado de vida, y a vivirlo según modalidades que varían según los ambientes y las culturas. Participan en el carisma en espíritu de comunión y de reciprocidad entre sí con los Oblatos.
Para vivir más intensamente la misión de la evangelización según el carisma oblato, algunos laicos se reagrupan en asociaciones”.
Esta fue la respuesta y origen de la Familia Carismática Oblata.