A TRAVÉS DE LA MIRADA DEL SALVADOR LA FAMILIA HUMANA ENTERA COMPARTE SU SANGRE  (Constitución 4)

“A través de la mirada del Salvador crucificado vemos el mundo rescatado por su sangre, con el deseo de que los hombres en quienes continúa su pasión conozcan también la fuerza de su resurrección (cf. Fil 3, 10)”.  (Constitución 4)

La Hambruna de la Papa azotó a la población irlandesa y el Obispo Eugenio dirigió una carta pastoral a su diócesis solicitando ayuda financiera para Irlanda.  En ella encontramos la base de su misión Oblata: su experiencia de conversión al pie de la Cruz y de saberse redimido por la sangre del Salvador.  Su misión fue llevar a los demás a la misma comprensión.

El motivo para ayudar a los católicos irlandeses iba más allá de la caridad:

“Que no se diga que pertenece a otro imperio distinto del nuestro; eso sería indigno de la caridad cristiana; todos somos, mientras haya hombres en la tierra, hijos del padre que está en los cielos y el prójimo, uno del otro; hay algo más que eso, los irlandeses son igual que nosotros en la gran familia católica;

No solo nos es común la sangre de la  fraternidad humana, sino la sangre de nuestro Redentor, de la que participamos todos en la misma gracia y los mismos sacramentos”.

Carta Circular del Obispo Eugenio a la gente de Marsella, Febrero 24, EO III Circular núm. 2.

Esta profunda convicción de que la sangre del Redentor nos es común a todos, fue la base de la comprensión de Eugenio de que la Iglesia es primordialmente el Cuerpo de Cristo

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