A TRAVÉS DE LA MIRADA DEL SALVADOR LOS AMOS Y SIRVIENTES TIENEN EL MISMO DESTINO (Constitución 4)

Eugenio tenfía la convicción de que la sangre del Salvador nos hizo a todos iguales a los ojos de Dios.  Desde el comienzo de su ministerio fue un principio en el que insistió, como vemos en los estatutos que escribió para los jóvenes con quienes trabajó después de su ordenación.

La identidad otorgada por la sangre del Salvador debía ser puesta en práctica en todos los sucesos y relaciones de sus vidas.  Haciendo eco a la situación social de la época, algunos de los miembros de la Congregación de Jóvenes provenían de casas donde eran sirvientes.

“Mandarán con mucha suavidad a los que les están sometidos, recordando que los empleados domésticos, por más abyectos que parezcan aquí abajo, no están menos llamados a compartir un día la corona inmortal de la gloria que les ha sido adquirida tan bien como a sus amos, por la preciosa sangre de su común Salvador y Maestro”.

Reglamento y Estatutos de la Congregación de Jóvenes, 1813, pág. 24

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