Eugenio insistía a menudo sobre su convicción que los misionarios debían ser el instrumento a través los cuales el Salvador habla.
No tengo necesidad de decirte con qué placer he leído y releído a otros tu relato. Se puede decir que tu trabajo de prueba ha sido un golpe maestro , pues tanto ha bendecido Dios tus esfuerzos (alusión sin duda a la misión de San Pedro de Mons, dada en diciembre). Siempre ocurrirá así cuando pones toda tu confianza en Él.
Es obra suya que la conversión de las almas solo se puede obtener por la gracia de Jesucristo, y esta gracia solo se comunica a los humildes, a aquellos que se olvidan de sí mismos para reconocer toda la gloria a Dios.
De ahí viene la diferencia de los frutos que producen las predicaciones del pobre misionero comparados con la nulidad de los resultados de la mayor parte de los predicadores de cuaresma. Miremos siempre a lo útil, busquemos solo la gloria de Dios y la salvación de las almas, considerémonos felices de haber sido elegidos para ser instrumentos de la misericordia de Dios, y el Señor hará todo para nuestra gran consolación.
Carta a Marc L’Hermite, el 10 de enero 1852, E.O. XI n.1096