El ministerio de las confesiones durante la misión dio también la oportunidad de continuar con un acompañamiento individual de un cierto número de personas. Esto no siempre se hacía dando primeramente la absolución, sino que se le daba al penitente la oportunidad de trabajar sobre lo que él había hablado antes de volver a la confesión y recibir la absolución. En Marignane, por ejemplo, Eugenio escribe:
No hay casi nadie a quien no confesemos cuatro veces, y algunos hasta se presentan más a menudo…
Diario de la misión de Marignane, el 10 de diciembre 1816, E.O. XVI
Por medio de sus instrucciones y el contacto personal con la gente, los Oblatos querían prepararles para el momento culminante de una confesión individual efectiva y beneficiosa. Aquí tenemos un ejemplo de la insistencia de Eugenio en esto:
Os recomiendo insister mucho sobre la instruccion y sobre las disposiciones para el sacramento de la penitencia. Es e l punto capital. Si te confiesan de cualquier forma son estar penetrados de los sentimlientos de contrición que deben animar para lograr el efecto saludable de la absolución, no se ha hecho nada. Siento siempre eszte timor cuando oigo decir a nuestros misioneros que han confesado un numero prodigioso de penitentes. Nunca he llagado, ni mucho menos, al numero que oigio citar a nuestros padres.
Carta a Jean Viala, el 17 de enero 1849, E.O. IV n. 4.