La misión en Fuveau se realizó del 1 al 29 de septiembre de 1816, por Eugenio y los Padres Tempier, Mie y Deblieu.
En su libro, Al Hubenig y René Motte escriben sobre esta misión:
Los misioneros se pusieron completamente a la disposición del pueblo; es importante hacer resaltar este aspecto. En realidad, se dieron dos misiones al mismo tiempo, una para el pueblo de Fuveau y distritos que le rodean durante el día y otra por la noche para los mineros de Gardanne, que diariamente recorrían 16 kilómetros de ida y vuelta desde Fuveau, para asistir a la misión después de las largas horas de trabajo en las minas.
Así pues, avanzada la noche, después de un agotador día de ministerio, se sentaban a tomar una frugal cena, procurando terminarla antes de la medianoche (hay que recordar, que eran tiempos en que el ayuno eucarístico se iniciaba a la media noche). A continuación se retiraban a dormir para levantarse de nuevo a las 3:30 a.m. para cumplir con sus ejercicios religiosos e iniciar las ceremonias correspondientes al día. Esta era la «santa locura» que mencionaba Rambert en la referencia de la página anterior. Los misioneros estaban en la luna de miel, dando sus primeros pasos apostólicos, no había sacrificio que fuera demasiado grande, y todo, sin importar lo difícil que fuera sabía a alegría.
«Viviendo en el Fuego del Espiritu», p. 120-121