La gran necesidad de la gente del pueblo hizo que los Padres Tempier y Mie no volvieran a Aix al concluir la misión en Fuveau, permaneciendo diez días más para cumplir su promesa a los habitantes de Gréasque y St-Savournin. La gente había hecho un esfuerzo heróico para participar en la misión en Fuveau. Viajaban una gran distancia y al llegar, la iglesia era demasiado pequeña para dar cabida a todos. Henri Tempier les hizo la generosa promesa de que algunos de los misioneros les visitarían después de la misión en Fuveau.
Hemos apenas concluido nuestra pequeña misión esta tarde; la cosecha fue grande. Puedo asegurarle que he escuchado tantas confesiones durante la semana, que para absolver a toda la gente, he tenido que pasar de las 8 de la mañana del sábado, después de misa, hasta las 8 de la mañana del domingo; sin exagerar; sólo me fue posible dejar el confesionario para una rápida comida y cena. Después de haber escuchado las confesiones toda la noche, apenas he podido descansar en mi cama media hora esta mañana, de las cuatro treinta a las cinco, que aún lamento, pues esa media hora me hace dejar a siete u ocho personas sin atención.
La comunión se llevó una hora.
Carta de Henri Tempier a Eugenio de Mazenod, Octubre 1816, Escritos Oblatos II, 2 n.3