BUSCARÍA MENOS EL BRILLO Y ATENDERÍA MÁS A LO SÓLIDO PARA LOS MISIONEROS

El líder de un grupo de misioneros (Eugenio) escribe al líder de otro grupo misionero (Forbin Janson), compartiendo un consejo profesional en ocasión de la visita de predicación del Hermano Hilario, del instituto de Janson, los Misioneros de Francia.

Eugenio hace énfasis como sus principios de fundación en la calidad de los misioneros: deben “ser” para poder “hacer”. La calidad de su vida personal es más importante que su habilidad para predicar.

Nos hemos considerado contentos de poder hospedar al buen hermano Hilario. Desearía que todos fueran de su género, que es el nuestro pero tengo motivos para pensar que estamos lejos de eso. En vuestro lugar buscaría menos el brillo y atendería más a lo sólido.
¿Para qué sirven los hermosos discursos, si se es orgulloso? La humildad, el espíritu de abnegación, la obediencia, etc… la más íntima caridad fraternal, son también necesarias para el buen orden como para la felicidad de una Sociedad; y no todos los vuestros lo han comprendido bien. Atribuyo ese defecto a la especie de necesidad en que estáis de recibir unos sujetos aptos para la predicación. .

Eugenio pone en práctica este principio. Al referirse a la expulsión de Icard, afirma con orgullo que los Misioneros restantes son los mejores sacerdotes de la diócesis!

Aquí no entendemos así los asuntos. Éramos seis. De esos seis, uno no tenía espíritu eclesiástico; hacía mala labor. Le hemos rogado se retirara. Por eso nuestra comunidad es muy fervorosa; no existen mejores sacerdotes en la diócesis.

La lección que Eugenio aprendió debido a su agotamiento de algunos meses atrás, se muestra en su preocupación al pedir a los demás que se cuiden:

Hilario dará a nuestra juventud un retiro de 8 días para prepararla para la fiesta de Todos los Santos. Espero produzca buenos efectos. Vigilaré para que no se canse demasiado, pero os lo denuncio en general: no se cuida bastante. Ha predicado en Marsella hasta tres veces al día; no tiene unos pulmones para tanto. Si no se cuida caerá víctima de su celo.

Carta a Forbin Janson, el 9 de octubre 1816, E.O. VI n 14

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