QUERIDO AMIGO TE AMO COMO A MÍ MISMO

Eugenio no tenía miedo de mostrar su afectividad natural y expresar la importancia de los otros para él. En su autoevaluación escrita en el seminario, cuando tenía 26, años había dicho:

He suspirado siempre por un amigo, pero nunca lo he encontrado al menos tal como lo deseaba; es verdad que soy difícil porque, como estoy dispuesto a dar mucho, exijo también mucho..

Autorretrato de Eugenio para su director espiritual, en 1808, E.O. XIV n. 30

Ahora, nueve años después, él había encontrado a esta persona en Henri Tempier, a quien escribe desde París:

He venido a pasar una media jornada al Monte Valeriano, mi muy querido amigo, y como no hay fiesta para mí en la que no tome parte, vengo a entretenerme unos momentos con usted.

Su afectividad, teniendo una profundidad única con Henri Tempier, se extendía a la comunidad de los Misioneros, a quienes considerada como su familia:

Estoy verdaderamente triste al sentirme a doscientas leguas de mis queridos y tan queridos amigos, de mi familia, de mis hijos, de mis hermanos, y sobre todo de usted mi ser único;

Estas relaciones le dan vida y son una fuente de energía para Eugenio durante sus esfuerzos en París para asegurar la continuidad de los misioneros de provenza:

pero hay que aguantar este exilio con paciencia y resignación. Se prolongará hasta que haya conocido y visto a nuestro nuevo arzobispo; es con él con quien tengo que tratar de nuestros problemas. No hay nada que hacer de momento de parte del Gobierno…
… Adiós mi bien querido, pero mi querido amigo; os amo como a mi mismo. rezad por mi. Adiós.

Carta a Henri Tempier, el 25 de julio de 1817, E.O.VI n. 18

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