El último grupo a quien Eugenio habla lo forman mendigos que no tienen otra oportunidad de ganarse el pan de cada día. La idea de Eugenio de dirigirse a cada grupo la inspiraba el sermón de Bossuet, un famoso predicador francés. Bossuet se dirige a aquellos que son ricos para conseguir que abran sus ojos a las injusticias de las que ellos forman parte. Eugenio, por otro lado, siente con los pobres y lo que él quiere ofrecerles es la transformación de la autoestima que sólo Dios puede hacer posible. Si los pobres permanecen atrapados en la visión que el mundo tiene de ellos mismos, están condenados a ser su esclavo. La conversión a una visión nueva es lo que Eugenio se propone: “sois más valiosos a los ojos de Dios que todas las riquezas de la Tierra”.
¿Qué será de vosotros, pobres, mendigos, obligados por la injusticia de los hombres o por el rigor del destino a solicitar vuestra mezquina subsistencia, a mendigar, importunando, el pan que necesitáis para mantener vuestra existencia? El mundo os mira como el desecho de la sociedad, insoportable a sus ojos, que aparta de vosotros para no tener que apiadarse de vuestra situación que no quiere aliviar.
Ahí tenéis lo que piensa el mundo. Eso es lo que sois a sus ojos. Y, con todo, ese es el amo que os habéis escogido, a él es a quien hasta ahora habéis prostituido vuestros homenajes ¿Qué podéis esperar de él? El insulto y el desprecio, esa es la recompensa que os reserva; jamás obtendréis otras de él.
Instrucciones familiares en provenzal, dadas en 1813 en la Magdalena,
E.O. XV n. 114