Eugenio continua reflexionando sobre la comunidad y sobre cómo cada miembro ha de estar comprometido con ella. Él usa el concepto de “casa”, no en el sentido físico de un edificio, sino en el de un lugar donde la comunidad toma forma.
Es necesario además que se tenga un gran apego a la casa. El que la mirara como una hospedería en la que no está uno sino de paso no haría bien.
Hay que poder decir con Santo Tomás: «haec requies mea» [ed Ps. 131, 14: Esta es mi mansión para siempre, aquí habitare..], para todo el tiempo de mi vida. Veo que las corporaciones en las que ese espíritu reinaba más son aquellas que han hecho el mayor bien y en las que se vivía más felizmente. Que Dios nos dé estar bien penetrados de esa verdad y no descuidemos nada para inspirarla a nuestros jóvenes.
Carta a Henri Tempier, el 12 de agosto 1817, E.O. VI n. 20