¿Cuál es el espíritu específico de nuestra existencia? Eugenio lo define como oblación.
Nuestro Señor Jesucristo nos ha dejado el cuidado de atender y continuar la gran obra de la redención de los hombres…
Ese espíritu de abnegación total por la gloria de Dios, el servicio de la Iglesia y la salvación de las almas, es el espíritu propio de nuestra Congregación, pequeña, es verdad, pero que será siempre poderosa mientras sea santa.
Es necesario que nuestros novicios se penetren bien de estos pensamientos, que los profundicen, que los mediten con frecuencia.
Carta a Henri Tempier, el 22 de agosto 1817, E.O. VI n. 21