En una carta posterior, continuando la mención a su tío respecto a la necesidad de aceptar la nominación como Obispo de Marsella, Eugenio se da cuenta de que debido a lo esencial de este hecho para la sobrevivencia de los Misioneros, habría de comprometerse a ayudar a su tío. Esto significaba que Eugenio estaba preparado para establecer a los Misioneros en Marsella, para estar cerca del Obispo y asistirle, siendo su “otro yo.”
El Rey le ha nombrado a Ud. obispo de Marsella, y este nombramiento ha sido aprobado por todos. Se lo he anunciado por mil cartas enviadas por todos los medios y le escribo esta sin pretender repetir lo que he dicho en mis anteriores.
Sólo Dios es el autor de esta elección; los hombres han participado en cuanto hacía falta para obedecer y seguir la dirección señalada por la divina Providencia. Le ha elegido para Marsella que es la sede, a mi parecer, la más apreciada de Francia, porque es allí donde podrá ayudar y proteger todo el bien que mi fervorosa comunidad no ha dejado de hacer desde que existe. Ese apoyo le era necesario, y Dios, en quien ella ha puesto siempre y únicamente sus esperanzas, se lo proporciona.
Ud. ve que miro las cosas desde el punto de vista de la fe; esto es únicamente lo que tengo en cuenta cuando creo deber mío decirle, apoyándome en la opinión de cuantos tenemos aquí de más recomendable, que está obligado en conciencia a responder a la confianza del Rey y dedicarse con una abnegación total al servicio de la Iglesia en el puesto que le designan…
Para mí y para mis obras, que son la salvación de la juventud y de las pobres poblaciones rurales, es cuanto podía pedir a Dios.
Venga immediatamente y por el camino más corto. Adiós.
P. S. Ánimo, seré para Ud. un “alter ego”.
Carta a Fortuné de Mazenod, el 16 de septiembre 1817, E.O. XIII n. 12
Fortuné respondió un par de semanas después:
… Me someto, pero temblando. Y si tengo la dicha de hacer algún bien en la diócesis de Marsella, será la prueba mas convincente de que el Señor no precisa el talento de ninguna criatura suya, y que cuando le place, llama a los más débiles y a los más viles instrumentos para realizar su santa obra y para manifestar su gloria.
Carta de Fortuné de Mazenod a Eugene de Mazenod, el 9 de octubre 1817, P.R., FB I-2
Los tres hermanos llegaron a Marsella el 27 de diciembre y fueron recibidos por Eugenio con alegría, después de una separación de años. Su padre y su tío Louis se establecieron en Marsella.
El acuerdo entre el Papa y el Rey de Francia, el Concordat, no prosperó y en consecuencia la Diócesis de Marsella fue restablecida en 1823. Fortuné pasaría los siguientes cinco años esperando el restablecimiento de su diócesis, viviendo en Aix en Provence, en la comunidad de los Misioneros. Todos los sueños de Eugenio de la protección episcopal hubieron de esperar hasta entonces.