Eugenio escribió a Hippolyte Courtès, un joven de 19 de años de Aix, quien fuera miembro de su Congregación de Jóvenes. Existía una buena relación entre ambos y fueron amigos y confidentes por el resto de sus vidas. Las expresiones “mi querido amigo” e “hijo mío” indican el sentido paternal que Eugenio experimentaba en su trato con los jóvenes, a quienes llegó a conocer bien, a través de las actividades de su grupo.
Los misioneros que van a Arles te llevarán, mi querido amigo, otra respuesta tardía a la carta que has tenido la bondad de escribirme, el 29 de agosto. Creo, hijo mío, que no me hubiera atrevido a mirarte a mi regreso si no me hubiese hecho preceder por esta carta…
Hippolyte Courtès se había unido como novicio a la comunidad de los Misioneros una semana antes:
Creo que sigues los ejercicios de la casa.
Eugenio sabe de las cualidades religiosas de este joven, por lo que le exhorta a continuar desarrollándolas:
Sigue, mi querido hijo, dando el buen ejemplo de la regularidad, de la modestia, de la obediencia y de todas las virtudes religiosas…
Adiós, querido amigo, te abrazo y te amo con todo el corazón.
Eugenio de Mazenod, sacerdote misionero.
Carta a Hippolyte Courtès, el 22 de octubre 1817, E.O. VI n.27