A los treinta años de edad el Padre de Mazenod comenzó su ministerio con la juventud con siete jóvenes en 1813. Como los números se incrementaron rápidamente, era necesario crear unos estatutos para expresar formalmente los ideales del grupo, dándole un conjunto de reglas necesario para vivir esos ideales. La Regla expresaría el espíritu que Eugenio deseó comunicarles como modo de vivir cada día.
hay que partir del principio de que del buen empleo de los días depende el buen empleo de la vida y que del buen empleo de la vida depende la eternidad.
Para emplear bien el día, hay que tratar de establecer tal equilibrio entre los diversos deberes que se han de cumplir, que no se dé nada a unos en detrimento de los otros.
Resumen del reglamento de vida de los congregantes de la juventud cristiana , 1816, E.O. XV, n. 135
Él fue responsable de las tres versiones que tenemos de los Estatutos: la Regla inicial, posteriormente una versión de los puntos principales y, finalmente, una bien desarrollada de unas 80 páginas. Muchos de los ideales religiosos abrigados por el corazón de Eugenio desde 1806 estaban presentes de un modo evidente.
Eugenio dio lo mejor de sí mismo a los jóvenes que estaba acompañando, comunicándoles sus ideas centrales mediante la Regla que diseñó para ellos. La futura Regla de los Misioneros de Provenza contendría, consecuentemente, ideas similares, como resultado «de un largo trabajo de maduración en el espíritu y en el corazón» de Eugenio. (E. Lamirande).
«La juventud es, después de todo, solo un momento, pero es el momento que siempre llevas en tu corazón.» (Raisa M. Gorbachev)