La juventud no sólo iba a trabajar por su propio crecimiento personal y salvación, sino con la calidad de sus vidas, ellos iban a ser como levadura en la “masa” del mundo así como una fuente de transformación y crecimiento para los demás:
Art. 3. Los congregantes, estando obligados por estado a vivir en medio del mundo, tratarán de comportarse de manera que edifiquen a todos aquellos que tendrán relaciones de familia o de trabajo con ellos.
Statuts, Chapitre XII §1
“Sed irreprochables y sin malicia como hijos de Dios, brillando como astros en medio de esta generación perversa y descarriada” Filipenses 2, 15