Al tener en mente la alta tasa de mortandad en la época de Eugenio – en que por ejemplo, una de cada cuatro personas moría de tuberculosis– resulta sencillo comprender su recordatorio a los jóvenes de la posibilidad de una muerte prematura, reflejando la advertencia de Jesús: “Estad atentos y vigilad, porque ignoráis cuándo será el momento.” (Marcos 13:33)
Art. 43. La muerte ha probado a menudo que no respeta más la edad que el rango. Cuántas veces no ha llevado su guadaña mortífera sobre los más tiernos niños llevándolos sin piedad en la primavera de su vida. Cuántos jóvenes no ha derribado y arrastrado a los horrores de la tumba en el momento mismo en que se prometían el más brillante y más duradero porvenir.
Eugenio les capacitaba además a estar alerta en cuanto a qué hacer en caso de que alguna enfermedad seria afectara a los congregantes.
Art. 44. Es, pues, prudente prever el caso en que alguna enfermedad imprevista alcanzando a los congregantes, amenace sus días, para que no sean sorprendidos por la muerte sin estar bien preparados para ella.
Art. 45. Desde el momento en que un congregante se vea obligado a quedar en cama, lo hará saber al Sr. Director, quien irá inmediatamente a visitarlo.
Statuts, § 3. Devoirs des congréganistes malades.
El temor a la muerte sigue al temor a la vida. Un hombre con una vida plena está preparado para morir en cualquier momento. Mark Twain