Art. 46. Si la enfermedad toma un carácter alarmante, desde el tercer día de fiebre, el enfermo pedirá los sacramentos de la Iglesia, y hará esta petición de manera que su entorno se rinda a sus instancias urgentes.
En cada una de las reuniones de la Congregación de Jóvenes, Eugenio les enseñaba a profundizar en los conocimientos y comprensión de su fe, según los puntos de vista de la Iglesia. Es por ello que escribe con confianza:
Art. 47. Los congregantes tienen ideas tan justas sobre los sacramentos, sobre la intención que ha tenido Nuestro Señor al instituirlos y sobre los `puntos de vista que tiene la Iglesia al administrarlos que, lejos de imitar el descuido y el temor pueril e insensato que un gran número de cristianos ignorantes sienten en sus enfermedades, su más grande deseo será recibir cuanto antes estos sacramentos saludables, sabiendo muy bien que cuando se los recibe a tiempo y como se debe, no solamente santifican el alma y la fortalecen contra los ataques formidables del espíritu maligno, pero también son muy apropiados por sí mismos para dar la salud del cuerpo cuando esa salud no será perjudicial para la salud del alma.
La sombra de San Pedro curaba a los enfermos que se encontraban a su paso. ¿Qué no podrá lograr la visita del mismo Nuestro Señor?
Statuts, § 3. Devoirs des congréganistes malades
Los sacramentos eran la oportunidad para estar en la presencia de Jesús Salvador. En caso de enfermedad, era un encuentro particular con Jesús visitando a los enfermos en prácticamente todos los Evangelios.
¿Sufre alguno entre vosotros? Llame a los presbíteros de la Iglesia, que oren sobre él y le unjan con óleo en el nombre del Señor. Y la oración de la fe salvará al enfermo y el Señor hará que se levante, y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados.
Santiago 5:13-15