POR LA ADMIRABLE UNIÓN EN LA CARIDAD, QUE HACE TODOS NOSOTROS UN SOLO CORAZÓN Y UNA SOLA ALMA

Eugenio no podía conocer a los jóvenes canadienses que se unían a los Misioneros Oblatos, y sin embargo, los veía como sus hijos, exactamente de la misma forma que a los que conocía en Francia. Sus cartas a ellos tenían el mismo fuerte espíritu paternal como Fundador de la familia misionera Mazenodiana, como vemos a continuación en ésta al P. Aubert:

“De nuevo acerca del P. Taché, a quien no conozco bien aún. Espero de él una cartita que me muestre su letra, a falta de la persona; ver las líneas escritas por quien no se puede ver, pero al que ya se ama, por la admirable unión en la caridad que hace de todos nosotros un solo corazón y una sola alma. Te encargo expresamente mi querido hijo, le digas sobre los sentimientos que me conoces hacia los hijos que Dios me ha dado”.

Carta al P. Pierre Aubert en San Bonifacio, Canadá, Febrero 21, 1846, EO I núm. 61

REFLEXIÓN

«No es la carne y hueso lo que nos hace padres e hijos”.

Friedrich Schiller

En la actualidad, somos también los hijos que el buen Señor le ha dado a Eugenio, quien es nuestro maestro e intercesor en la plenitud del Reino de Dios.

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