SER EL PASTOR ENCARGADO DE APACENTAR ESE REBAÑO QUE ME FUE CONFIADO, ALIMENTÁNDOLO CON EL CUERPO DE JESUCRISTO

“Misa en la Misión de Francia, precedida de la abjuración de un protestante y de la confirmación de varios adultos. En la capilla había 700 hombres, la mayoría de ellos pertenecientes a la clase más alta de la sociedad marsellesa; a todos ellos les dí la comunión. Nada se compara al imponente aspecto de esa fervorosa asamblea y al recogimiento constante que hubo durante la ceremonia, bastante larga”.

Eugenio después nos da una perspectiva de su experiencia mística al estar en presencia de Dios y de ser Su ministro sacramental:

“La presencia del Espíritu Santo derramado en las almas de los confirmados se había comunicado sensiblemente a toda la asistencia; por mi parte, experimentaba su dulce influencia y al pensar cuando daba la comunión a aquellos numerosos fieles ser el pastor encargado de apacentar ese rebaño que me fue confiado, alimentándolos con el cuerpo de Jesucristo, me era imposible contener la emoción y las lágrimas fluían de mis ojos, pues mi corazón rebosaba de plenitud, alegría y de felicidad.

Yo adoraba, daba gracias, y rogaba alternadamente a nuestro divino Salvador. Los tres cuartos de hora que duró la comunión, pasaron como un instante”.

Diario de Eugenio de Mazenod, Abril 18, 1847, EO XXI

REFLEXIÓN

Aquí tenemos un vistazo privilegiado a la amorosa relación de Eugenio con el Salvador, que había conquistado su corazón casi 40 años antes, convirtiéndolo en su amoroso cooperador.

En ella tenemos una invitación a reenfocar nuestra relación propia con Dios y “adorarlo, agradecer y pedir” al Salvador, quien en forma constante nos abre sus brazos y se hace uno con nosotros en su Eucaristía.

“Cuando lo hayas recibido, vuelve tu corazón a rendirle homenaje; habla con Él sobre tu vida espiritual, llevando la mirada de tu alma hacia Él, donde está presente para tu felicidad; dale la bienvenida tan calurosamente como te sea posible y condúcete de forma tal que tus acciones sean prueba ante todos, de Su Presencia”.  (San Francisco de Sales)

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2 respuestas a SER EL PASTOR ENCARGADO DE APACENTAR ESE REBAÑO QUE ME FUE CONFIADO, ALIMENTÁNDOLO CON EL CUERPO DE JESUCRISTO

  1. Anacleto Cuma Yuman dijo:

    Cuantas veces hemos querido ver los frutos de nuestra evangelización, ver el cambio de vida de las personas, pero, no es así, a San Eugenio Dios le dio la oportunidad de ver los frutos del trabajo arduos de anteriores evangelizadores y los frutos posteriores qué la Iglesia a cosechado de la evangelización de los futuros misioneros OMI, de cada tiempo.

  2. Susana Ramirez dijo:

    Sin duda los frutos son la mejor respuesta de lo que realmente se esta haciendo en nuestra ciudad de Tijuana, en donde han llegado los sacerdotes oblatos justamente con esa gran encomienda que hizo San Eugenio; en la que principalmente pide evangelizar y sobre todo llegar a los mas pobres y desamparados. En la Parroquia Maria Inmaculada precisamente se ven todos esos frutos del gran amor que dan los misioneros oblatos a las comunidades mas necesitadas, nuestro Parroco Jesse Esqueda Jauregui, sin duda tiene muy claro cual es ese llamado que le han hecho para ser fiel instrumento de Dios y no solo preocupandose sino ocupandose por mantener comunidades comprometidas en todo momento con nuestra Fe. Oracion por todos ellos . Alabado sea Jesucristo y Maria Inmaculada.

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