NUESTRA CARIDAD NO DEBE MANIFESTARSE SOLO CON ORACIONES

Al tiempo que se regocija por el resultado de las oraciones de la gente de Marsella por Inglaterra, el Obispo Eugenio los exhorta a dar un paso más y poner en práctica sus oraciones por el sufrimiento de la gente de Irlanda, que había padecido por mucho tiempo el efecto de la Ley Penal, como resultado de su fe.

“Sin embargo, nuestra caridad no debe manifestarse solo con oraciones; venimos a pedir que hoy, unan a la ayuda espiritual la ayuda material. Junto a Inglaterra y bajo el mismo imperio vive una nación, que por su gran sufrimiento e inquebrantable firmeza en la religión verdadera, ha venido a ser, se puede decir, un espectáculo para el mundo, los ángeles y los hombres. Lo que fue la Iglesia católica durante el primer periodo de su existencia, cuando el Imperio Romano hacía confesar con tormentos la fe en Jesucristo, Irlanda lo ha sido en los últimos tiempos, en un intervalo igual. Ha sido destinada a mostrar todo cuanto una nación sostenida por la fe puede tener de generosidad, de paciencia y resignación en las situaciones más dolorosas.

Pero en los designios de Dios, el pueblo irlandés ha sido un ejemplo admirable; la pobreza y sufrimientos que han sido parte de su fidelidad, deben sernos igualmente preciosos y aun más, debido a que ese precio se ha hecho un instrumento providencial para la propagación de la fe. Sus lágrimas, algunas veces mezcladas con sangre, han sido fecundas para la verdad”.

Debido a su persecución, muchos irlandeses habían migrado y adonde fueran habían sembrado la semilla de su religión católica, dando fruto.

“A medida que se multiplicaba extraordinariamente en su isla, como hijos de Israel en Egipto, la migración provocada por la necesidad, les llevaba a todos los puntos de Gran Bretaña, así como a América del Norte, y ha sido, casi en todas partes, la primera base de una cristiandad católica, y como  levadura con la que la gracia hace fermentar la masa de las poblaciones extranjeras para la verdadera iglesia”.

Carta Circular del Obispo Eugenio a la gente de Marsella, Febrero 24, 1847, EO III Circular núm. 2

REFLEXIÓN

Muchos de nosotros recibimos las raíces de nuestra fe a través de los laicos irlandeses, religiosos y sacerdotes que la trajeron a nuestros países y ancestros.

«La sangre de los mártires es la semilla de la Iglesia”. (Tertuliano)

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