ME SENTIRÍA FELIZ SI LLEGARA A SER UN SEGUNDO PADRE PARA MIS HIJOS

Una vez tomada la decisión de enviar a los misioneros Oblatos a Nancy, Eugenio escribió a su amigo, Alexis Menjaud, quien era el Obispo de Nancy.

“… Me sentiría feliz si llegara a ser un segundo padre para mis hijos. Me atrevo a asegurarle, y lo garantizo, que nunca tendrá que arrepentirse de haberlos adoptado. El espíritu que les inculco, y han asimilado perfectamente, es considerarse como hombres del obispo, profesándole un afecto y obediencia inquebrantables, haciendo que su carácter y autoridad sean respetados en todas partes y por todos, no haciendo nada sin su autorización; en una palabra, siendo ellos como hijos adoptivos con su padre…”.

Carta al Obispo A.B. Menjaud de Nancy, Francia, Junio 14, 1847, EO XIII núm. 110 

“Me atrevo a asegurar que en la familia que adopta, tendrá no solo buenos obreros para cultivar su viña, sino unos hijos abnegados, apegados por principio al obispo como a su padre, defensores natos de sus intereses por encima de todo; en una palabra, hombres dispuestos a todas sus órdenes, pues saben del valor de la obediencia al representante de Dios en la diócesis…”.

Carta al Obispo A.B. Menjaud de Nancy, Francia, Julio 24, 1847, EO XIII núm. 112

En respuesta a la declaración, el Obispo Menjaud escribió: “No encontrará en Francia un Obispo… mejor dispuesto que al Obispo de Nancy, para apoyar sus puntos de vista para beneficio de la religión y su extensión en otros países.  Sus hijos serán los míos y encontrarán en mi corazón parte de la ternura que hay en el suyo…”.

REFLEXIÓN

Las floridas palabras de Eugenio muestran la comprensión del importante papel que el obispo de una diócesis tiene para los Oblatos bajo su jurisdicción.  En una realidad más mesurada, todo ello era cierto en tanto el obispo local reconociera la espiritualidad específica y misión de los Oblatos.  En el futuro, veremos varios ejemplos de Eugenio retirando a los Oblatos de alguna diócesis donde el obispo no respetaba nuestro carisma.

Lo que Viktor Frankl dice acerca de la misión individual aplica por igual a la misión de un grupo como la Familia Mazenodiana: «Cada quien tiene su vocación o misión específica en la vida; cada quien debe realizar una tarea concreta que exija ser cumplida.  Es por ello que la persona no puede ser reemplazado en ella, ni su vida puede repetirse, así, la tarea de cada quien es única, al igual que su oportunidad específica de realizarla”. (Viktor E. Frankl)

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