LA EXCELENCIA DE LA VOCACIÓN QUE DEDICA UN HOMBRE A DIOS

Al enviar Oblatos a una nueva diócesis, Eugenio insistió en que se comprendiera y respetara su espíritu y carisma.

“… Quiera Dios que en la diócesis de Nancy, como me lo asegura para el futuro, se pueda comprender la excelencia de la vocación que dedica un hombre a Dios, al servicio de la Iglesia en las tareas más penosas, y a la salvación de las almas más abandonadas”.

Carta a M. Marguet, Vicario General de Nancy, Francia, Junio 15, 1847, EO XIII núm. 111

REFLEXIÓN

La precisión de Eugenio acerca de la excelencia de nuestra vocación y su insistencia en que sea comprendida adecuadamente, sigue viviéndose actualmente en la de cada miembro de nuestra Familia Mazenodiana. Nuestra vocación es la expresión del amor de Dios en la Iglesia, con una predilección especial por los más abandonados.

«Muchas personas confunden nuestro trabajo con nuestra vocación. Nuestra vocación es el amor de Jesús». (Madre Teresa)

Esta entrada fue publicada en Uncategorized. Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *