Aun molesto por ser acusado de buscar honor personal, Eugenio menciona las reacciones en su diario personal. Refiriéndose a su visita a París en 1817, escribió respecto a reiniciar su amistad con el Duque de Berry, hijo del futuro Rey Carlos X de Francia. Estuvieron juntos en Palermo cuando Eugenio tenía 18 años y el duque 22. Era una amistad que podría haber llevado a Eugenio a pedir favores, de encontrarse nuevamente.
“Lo he probado de sobra cuando después de la Restauración, al ir a París para hacer valer los derechos de mi tío que había sido olvidado, no quise siquiera ir con el señor duque de Berry quien me conocía y con quien durante varios meses pasé todas las tardes en Palermo en reunión con algunas otras personas en casa de la princesa de Ventimiglia, donde tomábamos juntos el té y me trataba con cierta familiaridad, incluso queriendo que imitase su modo de llevar el cabello y permitiéndome alternar con varios oficiales de su casa, el conde de Sourdes, el caballero de Lajand, y acompañarlo en los paseos que hacía en los alrededores de Palermo, y regalándome cuando partió, una linda perrita de caza”.
Diario de Eugenio de Mazenod, Agosto 31, 1847, EO XXI
REFLEXIÓN
«Las personas que utilizan a otras para escalar, un día terminan perdiendo el equilibrio”.