LO QUE HABRÍA HECHO POR MÍ SI ASÍ LO HUBIERA YO QUERIDO

En su visita a París en 1817, el Obispo Latil también le había ofrecido a Eugenio el Vicariato General de Chartres, que con toda seguridad le habría llevado al episcopado.

“Lo sabía bien, y eso era lo que no deseaba; y no creí hacer un sacrificio al rechazar obstinadamente ofertas tan halagüeñas y amables, con el pretexto de que habiendo ya fundado una agrupación de misioneros y reunido en tomo a mí a muchos jóvenes para llevarlos a Dios, todo se iría a pique si  abandonara [el puesto]”.

Sigue describiendo su relación con el obispo, quien tenía autoridad en el gobierno francés respecto a asuntos eclesiásticos y nombramientos, que no le interesaban a Eugenio:

“Ese excelente amigo demostró lo que era para mí cuando, muchos años después, vino a morir en mis brazos. El bello retrato de Pío VII que me legó en su testamento realizado en plena juventud, lejos de prever su fin próximo, y su anillo que llevo y recibí cuando me llamó a su lado, manifiestan los sentimientos que conservó por mi y prueban lo que habría hecho por mí si así lo hubiera yo querido”.

Diario de Eugenio de Mazenod, Agosto 31, 1847, EO XXI

REFLEXIÓN

«En ocasiones puede parecernos que nuestra vida carece de sentido, que ir día tras día a la oficina o aquélla escuela o fábrica es solo tiempo perdido y cansancio.  Pero puede que Dios nos haya enviado ahí, porque de no estar, Cristo no lo estaría.  Si nuestra presencia en el lugar significa que Cristo está ahí, todo se vuelve valioso”. (Caryll Houselander)

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