UN CORAZÓN Y UN ALMA

La comunidad de la que el Padre Baudrand era superior contaba con tres Oblatos, y Eugenio estaba encantado de que se llevaran bien entre ellos. Siempre deseaba que las comunidades Oblatas estuvieran unidas en la caridad, expresada en la unidad de un corazón y un alma.

Estoy contento de que estén unidos en su casa de Longueuil con los PP. Chevalier y Lagier, según lo que me comentas. Ojalá se hubiese comprendido que esa unidad de espíritu y corazones es una obligación de la que sin duda no debían haberse apartado nunca, pero también que a su cumplimiento se une la felicidad de la vida.

Carta al Padre Jean Baudrand en Canadá, Septiembre 30, 1849, EO I núm. 124

REFLEXIÓN

«La unidad es fortaleza… se pueden lograr maravillas cuando existe trabajo de equipo y colaboración”.  (M. Stepanek)

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