PARTEN HACIA ESA MISIÓN, TAN POCO ATRACTIVA EN TÉRMINOS HUMANOS, CON SANTA ALEGRÍA Y UN CELO SORPRENDENTE

“He pasado las últimas siete horas en mi escritorio escribiendo a todos nuestros Padres en Oregón y dando instrucciones tanto para ellos como para el P. d’Herbomez, quien, junto con dos Hermanos, se les unirán vía California… Hablé con el P. d’Herbomez y los Hermanos Surel y Janin que zarparán hoy al interminable trayecto hacia Oregón, pasando por Cabo de Hornos. ¡Cuán admirables son estos valerosos hijos! Parten hacia esa misión tan poco atractiva en términos humanos, con santa alegría y un celo sorprendente. Todos están inspirados, y los ochenta pasajeros han expresado su gran alegría por tenerlos como compañeros de viaje, en especial al sacerdote. Espero que este largo camino de no menos de seis a ocho meses sea beneficioso para sus almas”.

Diario de Eugenio de Mazenod, Noviembre 19, 1849, EO XXII

REFLEXIÓN

En estos días nos es difícil imaginar el viaje de estos jóvenes por mar y tierra que tardaría de 6 a 8 meses.  Estaban conscientes de las dificultades que les esperaban en Oregón y de que probablemente nunca regresarían a Francia y aun así, salieron con alegría por llevar el Evangelio de Jesucristo a quienes nunca habían oído de él.  Los tres misioneros pasaron el resto de sus vidas en Canadá, con Louis D’Herbomez, quien se convirtió en Vicario Apostólico de Columbia Británica en 1863.

En la actualidad, nuestra Regla de Vida Oblata conserva ese ideal: «se entregan obedientes al Padre, incluso hasta la muerte, y se ponen al servicio del pueblo de Dios con amor desinteresado. Su celo apostólico es sostenido por el don sin reserva de la propia oblación, oblación renovada sin cesar en las exigencias de su misión» Constitución 2

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