ESTAS POCAS LÍNEAS, TESTIMONIO DE MI RECUERDO Y TIERNO AFECTO POR USTEDES

Los jóvenes sacerdotes Charles Gondrand y Charles Baret vivían en la comunidad Oblata de Limoges y le habían enviado una carta a Eugenio, que agradecía grandemente, aunque había demorado en responderles.

“Mis queridos hijos Gondrand y Baret, si el mal espíritu les ha instigado a juzgar mal a su padre, no deberían sufrir por ello al ver llegar estas pocas líneas, testimonio de mi recuerdo y de mi tierno afecto hacia ustedes…

Su carta quedó en mi escritorio, enterrada en un montón de otros papeles, como me sucede muchas veces, cuando revuelvo para hacer lo más urgente. Cada vez que la miro, despierta en mi alma un sentimiento afectuoso que expreso exteriormente con amor. Me digo que comprenden mi respuesta y de nuevo aún está ahí la carta. ¡Si supieran cuánto los amo! ¿Qué necesidad hay de decirlo? Y, sin embargo, ¡si pudiera hablarles en lugar de escribir! ¿Qué decirles? Es un monólogo perpetuo, o más bien un diálogo, pues tengo siempre presente su recuerdo en mi corazón. No pregunto si les ocurre igual a ustedes, sería pedir demasiado; solo deseo no hayan perdido el afecto por mí al haber esperado”.

Carta a los Padres Charles Gondrand y Baret, Febrero 25, 1849, EO X núm. 998

REFLEXIÓN

«Una carta escrita puede ser vista como un regalo, pues alguien tomó parte de su tiempo para escribir, pensar y expresar amor”.  (S. Coffelt)

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