QUE NO TENGAMOS ENFERMEDADES Y NOS SINTAMOS COMO SI SOLO TUVIÉRAMOS 30 AÑOS

“Al final de mi año 67, casi 68 de edad, los años se acumulan sin estar consciente de ello. Cada año nos acercamos más a la tumba, y, aun así, es posible ver la distancia recorrida al fijar nuestra atención al celebrar el aniversario de nuestra llegada al mundo.  ¿Qué importa que no tengamos enfermedades y nos sintamos como si solo tuviéramos 30 años?  Se está obligado a tomar en cuenta el día que recuerda nuestro nacimiento”.

Diario de Eugenio de Mazenod, Agosto 1°, 1849, EO XXII

REFLEXIÓN

Eugenio había atravesado algunas complicaciones serias en su salud años antes, necesitando largos períodos de recuperación.  Al convertirse en Obispo de Marsella, además de ser el Superior General de los Oblatos, su pesada agenda de compromisos parecía haberlo rejuvenecido, ¡haciéndole sentir como si aun tuviera 30 años!

A esto le llamamos “gracia de estado”, en la que Dios nos da la gracia y fortaleza necesaria para realizar el trabajo.  San Pablo se refiere a ello al exclamar:

“El Señor me ha dicho: Te basta mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, muy gustosamente me gloriaré más bien en mis debilidades, para que el poder de Cristo more en mí”. (2 Corintios 12:9)

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